martes, 7 de marzo de 2017

Marcas de calzado que han dado algún paso para garantizar Derechos Humanos


Este grupo de marcas han trabajado y, declarativamente, cuentan con acciones de protección de derechos humanos en sus cadenas de suministro, aunque no acreditan que las hayan implementado con determinación.

Fuente: Derechos laborales pisoteados

La marca de calzado con sede en Suiza BATA se abastece de diez países diferentes entre Europa y Asia,
produciendo en el viejo continente el 45% de su producto. En Europa esta empresa se responsabiliza de sus impactos negativos mediante diálogo directo y permanente con los departamentos de compras de sus proveedores. Sin embargo, en Asia, lo hace mediante auditorías en las que, en caso de detectar comportamientos que no se ajustan a su código de conducta, pacta con las proveedoras medidas correctoras y un calendiario para abordarlas. Las trabajadoras pueden además ponerse en contacto directo con Bata para poner quejas por sus condiciones. Por otro lado, Bata no ha calculado cuáles serían los salarios que tendría que pagar para que fueran dignos en cada país, ni supervisa las condiciones de trabajo en las curtidurías. Todas las actuaciones de debida diligencia en derechos humanos que está poniendo en práctica Bata son recientes. En los dos últimos años esta empresa ha realizado esfuerzos para mejorar las condiciones sociales y laborales de su cadena de suministro, por lo que está por ver cómo se van implementando para cumplir con sus compromisos para 2020.

Los zapatos de la popular marca inglesa CLARKS proceden en un 96% del continente asiático, siendo China, Vietnam, Camboya e India los países de los que más se abastece. Esta empresa cuenta con actuaciones de debida diligencia como auditorías y cuestionarios a personal trabajador. También cuenta con un código de buena conducta que al ser vulnerado genera actuaciones correctoras y formaciones con las empresas proveedoras, sobre las que Clarks admite que debe impulsar medidas para seguir mejorando la situación, además, no cancelando contratos con proveedoras sino mejorando las condiciones. Esta marca inglesa tampoco ha calculado cuánto dinero supone pagar salarios dignos en los países productores, ni ha publicado la lista de sus proveedores. Tampoco ha publicado la lista de sustancias peligrosas que emplea para producir su calzado, aunque es consciente de que algunos productos son peligrosos para la salud.

Clarks asegura que evalúa las condiciones laborales en las curtidurías y que revisa las condiciones de seguridad y riesgo de incendios mediante auditorías, pero se desentiende de la responsabilidad de proporcionar equipos de protección y dar formación a quienes le producen sus zapatos queda en manos de las empresas proveedoras. Con los mecanismos de debida diligencia que usa Clarks solo se puede detectar de forma parcial los impactos negativos que produce su actividad, sobre todo en sus curtidurías y fábricas de calzado subcontratadas. Además, convendría que la empresa no se conforme con auditorías para controlar las condiciones en su cadena de suministro, ya que por sí solas no retratan la realidad de una fábrica.

Cien fábricas distribuidas en 40 países (71% de la producción procede de Asia y 28% de Europa) abastecen a DEICHMANN. La firma alemana aplica varias medidas de control de derechos en su cadena de suministro: realiza auditorías externas y cuenta con un departamento de calidad de 60 personas que trabaja en las fábricas de la mayoría de localizaciones, o también ha abierto centros de producción en los barrios en los que Deichmann detectó que vivían las personas que trabajaban en su domicilio para la firma. Además, esta empresa también tiene un plan de acciones correctivas hacia sus empresas proveedoras basado en el diálogo. A su vez, esta empresa participa en iniciativas multipartitas para controlar la salud y seguridad en sus plantas. En cambio, Deichmann afirma que paga salarios dignos en todos los países en los que tiene producción, aunque no aporte datos y, siguiendo con la falta de transparencia, tampoco ha publicado el listado de sustancias peligrosas usadas en su cadena de suministro ni sus proveedoras ni memoria de sostenibilidad.

Las reclamaciones de Cambia Tus Zapatos a Deichmann ponen de manifiesto que las medidas que toma esta empresa no garantiza detectar algunos impactos negativos sobre las personas trabajadoras, y le anima a hacer cálculos para fijar salarios dignos en todos los países en los que trabaja. Tampoco se puede asegurar que Deichmann consigue prevenir, mitigar y remediar los impactos negativos de su actividad con los planes de que dispone, sobre todo en el caso de las curtidurías de cuero. Esta marca es transparente en cuanto a los planes para mejorar la sostenibilidad social y ambiental de su cadena de suministro, pero tiene un déficit al rendir cuentas sobre cómo aborda los impactos negativos.

Para fomentar el respeto a los derechos humanos y laborales la también alemana LOWA se basa en auditorías internas basadas en cuestionarios que rellenan las fábricas proveedoras. Esta marca alemana evalúa las curtidurías a través de conversaciones, reuniones y memorias de sostenibilidad y, cuando detecta un comportamiento incorrecto en su cadena de suministro, Lowa da cuatro semanas a la empresa proveedora para proponer medidas correctivas que después son verificadas. En cuanto a las medidas de seguridad y de protección de la salud adoptadas por Lowa, la firma tiene la política de mantener toda su producción en Europa y, por tanto, no presta tanta atención a sus actuaciones de debida diligencia en Derechos Humanos, con el argumento de que las legislaciones europeas son más severas que las asiáticas. Así pues, Cambia Tus Zapatos avisa de que en este momento existe el riesgo de que esta marca solo puede prevenir, mitigar y remediar sus impactos negativos de una forma parcial. Con todo ello, se reconoce a esta firma alemana que tiene potencial para convertirse en una empresa responsable en toda su cadena de suministro, en caso de mejorar su política de transparencia y trabaje en iniciativas enfocadas a establecer salarios dignos.

La firma catalana MANGO es una de las europeas con mayor volumen de facturación, con 2.020 millones de € en 2014. Para controlar que en su cadena de suministro se respetan los derechos humanos, Mango realiza auditorías, pero no hace el seguimiento de lo que sucede en las fábricas que subcontratan sus proveedoras. Tampoco exige a las fábricas con las que trabaja que paguen salarios dignos, ya que ni tan siquiera ha calculado la cifra que esto supondría. Esta marca ha sido evaluada por la campaña Cambia Tus Zapatos como parcialmente transparente a la hora de rendir cuentas sobre su actividad, pero tiene trabajo por hacer en materia de derechos humanos, ya que en la actualidad no realiza controles en los niveles más lejanos de su cadena de suministro, como las curtidurías, y lo deja todo en manos de la iniciativa de quienes regentan esos talleres proveedores, en países lejanos, con leyes laxas...

El Grupo NILSON dispone de 119 fábricas proveedoras, de las que 48 están en Europa y 71 en Asia. Sin embargo, las plantas asiáticas son las que proveen mayor cantidad de producto a este grupo suizo, representando el 92,5% de su producción. Nilson Group visita cada año dos veces como mínimo a cada una de sus fábricas proveedoras, siendo la mitad de estas visitas por sorpresa. Los incumplimientos de su propio código de conducta detectados en estas visitas dan lugar a planes de acción para mitigar las deficiencias. Este entorno, según la misma campaña Cambia Tus Zapatos, favorece detectar impactos negativos en los derechos laborales y humanos, a pesar de que Nilson Group aún no dispone de mecanismos fiables para identificar a los colectivos más vulnerables y los impactos negativos de su actividad en toda la cadena de suministro.

Por otro lado, esta marca no tiene realizados cálculos de cuáles son unos salarios dignos en los países en los que produce, ni puede garantizar que en sus fábricas proveedoras se paguen. Eso sí, se muestra con predisposición para trabajar en esta dirección. Lo que sí achaca Cambia Tus Zapatos a Nilson es que sus mecanismos no permiten prevenir, mitigar y remediar las vulneraciones a los derechos humanos en su cadena de suministro, ya que los planes de acción para implementar medidas a su favor recaen completamente en los proveedores. Además, esta empresa no fomenta la libertad sindical ni la negociación colectiva, y sus personas trabajadoras tienen difícil empoderarse en las cuestiones relativas a sus derechos.

¿Quieres ver cómo se comportan otras firmas europeas?




No hay comentarios:

Publicar un comentario