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martes, 7 de marzo de 2017

Marcas de calzado que se esfuerzan lo mínimo por garantizar los Derechos Humanos

En este apartado encontramos tres grupos que no aportaron datos a Cambia Tus Zapatos que demostraran que en sus procesos de producción se respetan los derechos de las personas y que aplican procesos de debida diligencia.

Fuente: Derechos laborales pisoteados

Comencemos hablando de GABOR. La empresa alemana asegura que en sus propias fábricas, situadas el 85% en Europa y el 15% en Asia, paga salarios que superan el salario mínimo interprofesional y que cubren las necesidades básicas. Sin embargo,
Gabor no ha dado ninguna información acerca de cuáles son sus fábricas proveedoras, por lo que no se pueden conocer las condiciones en las mismas, ni si Gabor realiza actividades para mitigar y remediar vulneraciones de derechos en las mismas. Que la producción se realice en sus propias fábricas favorece condiciones de respeto a los derechos de las trabajadoras. Sin embargo, los colectivos más vulnerables de sus fábricas proveedoras como migrantes, personal a domicilio quedan totalmente desprotegidos, y no se les garantizan unas buenas condiciones, ya que Gabor se desentiende de su responsabilidad para dársela completamente a sus fábricas proveedoras.

GEOX puso en marcha en 2015 un programa para que le auditaran la sostenibilidad de su cadena de suministro en tres aspectos: el capital humano, la protección del medio ambiente y la transparencia. Sin embargo, esta marca italiana no cuenta con una estrategia global para evaluar y gestionar los impactos negativos sobre los derechos laborales en su cadena de suministro entera. Además, Cambia Tus Zapatos pone en duda que las reclamaciones de sus personas trabajadoras o sindicatos puedan ser respondidas. Geox debe mejorar en cuanto a transparencia sobre lo que hay en su cadena de suministro. La responsabilidad de controlar las condiciones laborales queda pues en manos de sus proveedores, de los cuales no ha aportado la lista. Por otro lado, esta marca no ha realizado el cálculo sobre lo que supone pagar salarios dignos, y en el caso de su fábrica en Serbia se contenta con pagar un salario algo superior al mínimo interprofesional, insuficiente para cubrir las necesidades básicas de una familia.

Que una marca venda sus artículos como productos de lujo tampoco garantiza el respeto de los derechos de las personas que los han fabricado, como en el caso de la firma PRADA. La marca italiana, que en 2014 tuvo una facturación de 3550 millones de €, es muy poco transparente en cuanto a informar sobre cómo controla el cumplimiento de los derechos de quienes trabajan en sus fábricas propias y en las de sus proveedoras. La marca asegura que tiene un protocolo para ello, pero no demuestra que disponga de mecanismos para prevenir, mitigar y remediar los impactos negativos sobre los derechos humanos. Tampoco su código ético incluye medidas al respecto del cálculo y pago de salarios dignos en toda su cadena de suministro. Ni publica la lista de fábricas proveedoras. Prada sí está colaborando con otras marcas para mejorar la salud y seguridad laboral, estableciendo directrices sobre sustancias peligrosas empleadas para producir ropa y calzado pero, como marca de lujo que es, y viendo su volumen de facturación, esta marca tiene recursos y capacidad para invertir en el cumplimiento de los derechos humanos y laborales y en el pago de salarios dignos de las personas que trabajan para elaborar sus productos.

Vista la falta de transparencia de Geox, Gabor y Prada, las pocas garantías que ofrecen en cuanto al cumplimiento de unas condiciones dignas para sus personas trabajadoras, llegando incluso a ni siquiera saber cuánto deberían pagar para aportar unos salarios dignos, ¿merecen ser marcas por las que invirtamos cuando tengamos que comprar un par de zapatos nuevos?

Con esta información, las personas consumidoras tenemos elementos que nos permiten descartar apostar por empresas que pagan salarios de miseria, que deslocalizan su producción a fábricas sobre las que ni siquiera informan de cuáles son ni dónde están, y que no se preocupan por si en esas fábricas se aprovechan de colectivos o minorías vulnerables que se ven obligadas a aceptar cualquier trabajo para sobrevivir. No consumir este tipo de marcas y exigirles mejoras representa un acto político mayor que el hecho de votar por un partido político u otro. "Consume como eres, o como quieres ser".

¿Seguimos indagando sobre el comportamiento de otras marcas?



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